25 Mejores filmes de la década
- Roberto Atacama
- 28 nov 2019
- 14 Min. de lectura

Creo firmemente que la democratización de las artes (es decir que cada vez sea más fácil para cualquier persona consumir y practicar un arte) aumenta exponencialmente la diversidad y calidad de obras producidas. En la década del streaming, nunca antes había sido tan fácil acceder a insumos culturales (claro, para las clases con cierto privilego). Eso también se traduce a la producción. En la música quizás de manera evidente, dado que para la producción cinematográfica, por más humilde que sea, los recursos necesarios son descomunales. Pero los 2010's parecen ser un parteaguas, nuevos debates sobre el consumo, la distribución y la producción se ciernen a una de las artes más elitistas y de difícil acceso, por un lado, y de enorme consumo y distribución masiva neocapitalista. El caso del debate que abrieron Okja y Roma al no ser exhibidas comercialmente en cines, o de Tangerine esa fenomenal cinta de Sean Baker grabada con un iPhone. Para la cinematografía, ésta ha sido una década que exige replanteamientos sobre la forma en que una industria ha operado, como la suscitada por el movimiento #MeToo; y la irrupción de voces más plurales, como la triada de directores mexicanos que conquistaron una y otra vez la gala de premios más espectada. El mundo está cambiando, y con ella exigimos un cine que esté a la altura, afortunadamente no faltan las grandes obras que han capturado el pulso de tensiones y emociones colectivas.
Estos son mis 25 filmes favoritos de la década. Creo que cada uno de ellos tiene la capacidad de explicar la realidad de nuestros días y cambiarnos profundamente en el proceso.
25.- Jakie - dir. Pablo Larraín (2016).
El dolor del duelo es difícil de recrear, y en Jackie, no sólo se logra hacer esto, sino a su vez retratar a una sociedad feroz y esquizofrénica en sus ritos nacionalistas. Imaginería y tensiones silenciosas se abalanzan sobre la desgraciada esposa del presidente Kennedy, recién asesinado. Durante esta década, Larraín demostró que es un director formidable, con Jackie nos presenta un filme histriónico, pero cuidado en todos sus términos. Debajo subyace una crítica mordaz a la constante demanda de aparentar que la sociedad capitalista requiere.

24.- Mid90's - dir. Jonah Hill (2018).
Jonah Hill no sólo es un comediante prolífico, también dirige, y lo hace muy bien. Mid90's es un coming of age en el que el amor por una época que se fue y la nostalgia están presentes, pero distan de acaparar la perspectiva sobre la cual la película se sostiene. El despertar adolescente de Stevie, interpretado por el genial Sunny Suljic (en serio, este pequeño actor es impresionante) nos remite a la fragilidad de nuestras vidas. Las decisiones tomadas, con todos sus errores, alegrías y dolores se entretejen, y esa es nuestra vida. Mid90's es un ejercicio de vulnerabilidad, pero también de libertad, al recordarnos que desde siempre hemos sido quienes somos, aún cuando los recuerdos sean borrosos.

23.- Melancolía - dir. Lars Von Trier (2011).
Todos vamos a morir, y esa angustia es una de las más persistentes y difíciles de afrontar mientras estamos vivos. Bueno, pues uno de los directores más caprichosos, Lars Von Trier, decidió hacer una película al respecto. Eso para resumir mucho a Melancolía. Entre tanto, la fábula terrorífica de la colisión estelar, lenta y pronosticada, sirve para desdibujar el pretendido sentido de nuestras vidas, en el fondo abismales de vacío. Jo ¿o será esa colisión la simple materialización del estado de ánimo melancólico que algunos padecen? Bien podría ser llamada pretenciosa, pero al final de todo sigue siendo una hermosa declaración del padecer que nos produce la vida.

22.- Cloud Atlas - dirs. Tom Tykwer, Lana Wachowski y Lilly Wachowski (2012).
Ok, todos vamos a morir ¿Y luego? Y luego eso que somos: el amor, el miedo, el odio, la curiosidad, las pasiones... eso que nos mueve. Cloud Atlas es una apuesta grande, con 6 líneas narrativas sucediendo en distintos tiempos y lugares, pero entrelazadas en más de un sentido, va de un tono al otro, y cambia de tramas con una fluidez y naturalidad apremiante. Sinceramente me es difícil imaginar una mejor adaptación cinematográfica de un libro. No se trata de reproducir fielmente la obra escrita por David Mitchell, sino de reinterpretar la narrativa y mantener su esencia. De problemáticas políticas a dilemas personales, de la abolición de la esclavitud a la negligencia corporativa, Cloud Atlas es un concierto de esperanzas y apuestas humanas, que nos recuerdan que ante la desolación de la pequeñez de nuestra vida, se contraponen las relaciones humanas que construimos y marcan, poco a poco, el rumbo de la historia ¿Que queremos legar?

21.- Lady Bird - dir. Greta Gerwig (2017).
Inmensamente sincera y vulnerable, Greta Gerwig nos regala una especie de confesión íntima de su adolescencia y relación con Sacramento. Al final, todos tenemos un Sacramento del que buscamos desahogarnos y salir, y tenemos un Nueva York que idealizamos y buscamos alcanzar, y entre esas dos ideas se ciernen las distancias entre los que amamos y nosotros, las desilusiones, sorpresas, y hasta el escozor de las injusticias (como la desigualdad económica). Lady Bird es una de esas películas que te hacen reencontrarte contigo mismo, te vuelve vulnerable de una forma que siente bien, se siente muy bien.

20.- The Favourite - dir. Yorgos Lanthimos (2018).
¿Una película de época? Bueno, es de Yorgos Lanthimos, algo interesante puede resultar... oh vaya que resultó interesante. Primero, y menos importante, como politólogo (o algo así) no puedo negar que sentí algo de placer al ver retratado ese punto crucial para la historia de la política: las dinámicas de los proto-partidos políticos. Segundo, y ahora sí importante, esta película se trata entera de placer. Las luchas personales y políticas, las situaciones engorrosas, la fotografía granulada a veces, y en otras panorámicas como el ojo de un pez. Si Lanthimos ya había probado ser un maestro de su propia forma de comedia ácida, con The Favourite expandió sus propias fronteras, martilló más profundo en la psique hilarante y desagradable. Solo queda decir que esa última escena tiene el poder tumbarnos en hastío y placer a la vez, porque estamos presenciando algo enorme y asqueroso.

19.- Museo - dir. Alfonso Ruizpalacios (2018).
Hay algo enorme en las películas de Ruizpalacios, una suerte de picardía y absurdismo que se extiende entre todos los involucrados: personajes, director, espectador e incluso los propios actores. La puesta en cámara constantemente propositiva logra traducir cinematrográficamente los delirios existenciales encerrados en los personajes pusilánimes, que resulta en algo grandioso. Entre todo ello se desenvuelve una reflexión (extraña) sobre la memoria colectiva: de mutuo acuerdo y alegoría pública, pero vacía en sus entrañas. Así el robo (historia real) del Museo Nacional de Antropología e Historia es convertido en una reflexión sobre la condición humana.

18.- Black Swan - dir. Darren Aronosfky (2010).
Con esta película lo tengo díficil, creo que es de mis favoritas de todas. Aunque con Aronosfky uno siempre pueda pensar en referencias bíblicas y mitológicas, esas alegorías me son inaccesibles. Lo que yo encuentro en Black Swan es el retrato poético de un agujero: la ansiedad silenciosa que constantemente nos exige ser más y mejores. En los recovecos psicóticos se encuentra el verdadero terror: un reflejo, un espejo, la parte que busca ocultarse, pero siempre sale a la luz. ¿Cuál es el costo que tomará cuando irremediablemente salga a relucir? Lo fatídico de la perfección, jo.

17.- Carnage - dir. Roman Polanski (2011).
La corrupción del carácter humano suele ser un tema retratado con crudeza, o cuando menos triste solemnidad. Pero aceptémoslo, somos un tanto ridículos y eso puede llegar a ser muy gracioso. Pocas películas se aventuran a tomar este toro por los cuernos [de entre ellas también me gustaría mencionar a The Square (2017)]. Carnage es una una espiral que poco a poco se tensa para terminar borboroteando las pasiones más burdas y primitivas. El guión es preciso, y con unas ejecuciones actorales prolíficas lo que tenemos es una película con un ritmo muy muy chido. Unos padres tratando de resolver un drama escolar... vaya, nunca pensé divertirme tanto con ese argumento. Es una película minimalista que refleja profundidades humanas que poca veces podemos ver tan bien retratadas.

16.- Interstellar - dir. Christopher Nolan (2014).
No sé a ti, pero a mí Interstellar me parece una epopeya romántica espacial. El viaje del héroe en la búsqueda de la solución máxima, con sus debidos costos y pesares, pero la entereza firme hasta el final. Redondita en estos términos. Pero expansiva e infinita en sus intenciones estéticas. Una banda sonora apabullante, sincronizada con la melancolía de una poderosa fotografía. Además, la reinterpretación de los miedos y desafíos contemporáneos. La vasta oscuridad del espacio y su contrastes con las violentas masas luminiscentes, las alteraciones temporales y la distancia que se abre entre los que se aman... Interstellar es el relato mitológico moderno, con la dosis de dolor y esperanza que necesitamos.

15.- Blade Runer 2049 - dir. Denis Villeneuve (2017).
Quizás Villeneuve decepciona una y otra vez en taquilla, pero persiste y logra su cometido: desmembrar reflexiones existenciales con imágenes poderosas en argumentos dignos de un blockbuster. Creo que Blade Runner 2049 es digna de exhibirse en cualquier museo del mundo. De una escena a la otra sombras, colores, banda sonora hacen del ver esta película una experiencia envolvente como pocas. Además, al ser la secuela de un filme tan icónico logra el reto de ser una obra de arte en su propio término, no necesitas de antecedentes. Quizás el único problema con ella es la promesa de una secuela. No se dice, se hace (y si no se hace, no importa, 2049 ya es mucho más de lo que pedíamos).

14.- BlacKkKlansman - dir. Spike Lee (2018).
Un detective afrodescendiente (el primero en la ciudad) decide meterse en el fondo del asunto que a nadie más parece preocuparle: la célula KKK del lugar comienza a organizarse y están listos para extender su odio. Su único aliado: un homólogo judío. El resultado: la comedia icónica y necesaria de Spike Lee que nos hace retumbar hasta los huesos. Sin lugar para los titubeos y sin condescendencias cómodas para el espectador. La alegoría de la época cúspide del KKK es utilizada para mostrarnos la realidad inexorable: estamos quebrados e inundados por el odio. BlacKkKlansman es una mirada al pasado próximo, con mucho estilo, pero sin melancolías facinerosas; y que nos recuerda que el pasado nunca está del todo superado, y menos en estos tiempos.

13.- Moonrise Kingdom - dir. Wes Anderson (2012).
No sé cómo calificar a Moonrise Kingdom, pero digamos que es una especie de coming of age comedia. Pero eso es lo de menos. Con el pasar de los años, el legado que ha dejado el filme se hace más latente. El par de impúberes enfadados, ahogados en la cotidianidad de su propia existencia, ahora bien podrían ser los símbolos de una generación entera. Una tormenta arrecia y el alegato de amor desesperado: necesitamos aferrarnos, y eso quizás no sea tan malo como suena. En fin, mientras tanto cada uno de los elementos del cine de Wes Anderson manifestándose una y otra vez con cadencia y humor.

12.- I, Tonya - dir. Craig Gillespie (2017).
Al pensar en esta película me da una especie de punzada en la boca del estómago, quizás porque logra retratar algo muy complejo y doloroso, pero es difícil de precisarlo. Esta es la historia de una infame, de una odiada de la historia, una mujer llena de defectos y pasiones que atentaron contra las buenas costumbres. En realidad, esto se trata de las invisibles, de las que no tenían porqué aspirar a la grandeza, pero lo hicieron, y aún así la pobreza y la estructura patriarcal las envuelven en una espiral de desdicha. A eso súmenle una edición perfecta, y a una Margot Robie digna de todas las distinciones existentes. Creo que es una de las películas más infravaloradas de la década.

11.- Pájaros de Verano - dirs. Cristina Gallego y Ciro Guerra (2018).
Esto estaba buscando cuando entré a estudiar ciencias sociales. Esta película colombiana va sobre la irrupción del narcotráfico en las comunidades Wayuu del desierto de La Guajira. La modernidad irrumpiendo, desarticulando y redefiniendo estructuras de organización no-occidentales. Sin lugar a las caricaturizaciones, ni mucho menos romantizaciones, a eso que se llama "indio permitido", tan terriblemente común en los "retratos" de sujetos no-occidentales. Poderosa en todos sus términos, visualmente colosal, triste hasta adentro.

10.- Las Niñas Bien - dir. Alejandra Márquez Abella (2018).
Ahhh, amo. Me pone bien contento ver tremenda pieza de cine que se está produciendo en México. Esta película es un salto a la decadencia y hastío, pero hecho con suma gracia y exactitud elegante. Un escozor que crece poco a poco hasta estallar en ladridos vociferantes. ¿Quién escribió el guión, y dónde están sus premios? Desde que la vi no puedo dejar de pensarla. Siento que es una historia digna de ser escrita por Alice Munro, pero a la mexicana, es decir, con una especie de crítica política enfadada.

9.- Isle of Dogs - dir. Wes Anderson (2018).
No sé ni por dónde empezar, pero diré uno a uno los elementos que me hicieron salir de la sala del cine comparando Isle of Dogs con Rayuela, es decir, con cualquier otra obra maestra: 1.- Una testamento sincero y vulnerable de la naturaleza humana (¿sería más justo decir de la vida?) 2.- Y más que sólo una descripción, una apuesta, una carta de amor resolviendo que podemos ser mejores. 3.- Flexibilidad de público gigante. 4.- Quizás por lo afinado y preciso del guión. 5.- Quizás por el hermoso tratamiento estético. 6.- La mejor fotografía que he visto en una película animada... Podrá sonar exagerado, pero sin duda soy una persona distinta desde que salí de la sala de cine al verla (si no me creen, pregúntenle a mi perrita Espíritu).

8.- Arrival - dir. Denis Villeneuve (2016).
¿Cómo hacer para que una película de alienígenas sea un tremendo fracaso taquillero? Bueno, Villenueve afortunadamente lo supo. Haz que el filme establezca una mirada profunda hacia la naturaleza de los aliens, y que no se trate sólo de la familia de humanos huyendo, o de los soldados asesinándolos. Pero espera, no acaba allí. Ahora haz que esa profundidad establecida sea retratada a través de una humana, y dicho sea de paso, por una de las personajes más complejas que haya visto en el cine. Al final Arrival es una carta de amor, es un intento por evidenciar que existen diferentes formas de entender al mundo, pero que somos capaces de escucharnos, y que debemos hacerlo para afrontar el dilema de nuestra extinción. También es una oda al amor mismo, que aunque duela tan adentro, nos dota de humanidad y de sentido de existencia al final de todo.

7.- Samsara - dir. Ron Fricke (2011).
Ay, con esta no me atrevo a proponer una interpretación. Es un documental visual poderosísimo. Necesario para poner en perspectiva nuestra realidad social.

6.- Una Mujer Fantástica - dir. Sebastián Lelio (2017).
La muerte y el duelo son una experiencia íntima y personal tremendas, pero cuando tu condición existencial es socialmente negada, la violencia y segregación irrumpen hasta en los procesos más personales. Lelio ha demostrado que es capaz de escuchar y ser empático, aún cuándo su situación lo colocan en el privilegio de ser hombre, sus filmes están hechos con profundo respeto y búsqueda de reconocimiento. Una Mujer Fantástica es de principio a fin una oda a la fortaleza humana. Incluso tiene un par de escenas dignas de ser icónicas de este nuevo cine latinoamericano que está rompiéndola.

5.- The Florida Project - dir. Sean Baker (2017).
Es que no hay forma de ver esto sin derramar lágrimas, y lo mejor de ello es que no son lágrimas ni de tristeza, ni de alegría. Serán el producto de una desesperanza llena de ternura, si es que hubiera que expresarlo con palabras. Después de Starlet (2012) y Tangerine (2015), nos queda claro que lo de Sean Baker es el retrato de mujeres inmersas en sistemas prostituyentes sin que eso sea lo que las defina. En The Florida Project se va un poco más allá. El universo visual (hermoso con sus tonos rosados y naranjas) corresponde a la visión de nuestra protagonista: una niña. Con la inocencia de su visión también son abordados los temas punzantes que la atraviesan: miseria y estructuraras que la condicionan vulnerable. Pero al igual que en sus películas anteriores, Sean Baker tiene la capacidad de mostrarnos personajes profundos, lejos de las limitaciones de los estereotipos, vivos. Allí reside la grandeza de The Florida Project, es un filme vivo que nos habla de realidades experimentadas por personas reales, en su complejidad, con sus propias derrotas y conquistas.
Hay películas que uno ve y piensa: sip, esto es la condición humana. Bueno, esta es una de esas películas.

4.- Güeros - dir. Alonso Ruizpalacios (2014).
El cine latinoamericano (si es que podemos pensarlo como un conjunto) está viviendo una época de reinvención y propuesta que supera con creces la escena estadounidense, e incluso la europea (aún y sus grandes miradas reflexivas). Acá las apuestas son por una reinterpretación del nosotros, nuestros conflictos históricos y sociales. Desde El secreto de sus ojos (2009) hasta Roma (2018), a la par de grandes propuestas cinematográficas subyacen reflexiones sobre nuestros conflictos, imaginerías, íconos y pesares colectivos; comparable, desde mi punto de vista, con el llamado "Boom Latinoamericano" del siglo pasado en la literatura. Güeros, por ejemplo, es similar a lo mejor de Carlos Fuentes y Octavio Paz, y de alguna forma recuerda a José Emilio Pacheco... Pero Güeros no es eso, Güeros tiene su propio lenguaje, uno que toma su propio lugar en el espectro del lenguaje posible del que es capaz el arte. Una película imprescindible en la reflexión moderna de la identidad mexicana, o en la reflexión de la construcción de identidades en general.
¿Es un comig of age a la mexicana? ¿Es un roadtrip surrealista? ¿Porqué me recuerda tanto a Sexo, Pudor y Lágrimas (1999), será por los departamentos? Esas son preguntas que jamás tendrán respuesta.

3.- Mommy - dir. Xavier Dolan (2014).
De vez en cuando vez, escuchas, o lees algo que te cimbra hasta las entrañas. Bueno, pues así fue conmigo cuando vi Mommy. No logro a atinar qué es lo que la hace tan especial y grandiosa para mí. Pero lo que hace es despertar en mí un dolor severo, uno muy muy grande y sutil a la vez. Una especie de pena por la existencia. No, no es un dolor concreto, ni un fatalismo existencial. Sólo eso, una pena por todo lo que duele, por todo el tiempo que se escurre, por todos los sueños rotos de mi madre, míos, de mis hermanos, de todas las personas, las que son un cúmulo de roturas y esperanzas deshilachadas. Quizás para algunos Dolan es un pretencioso y un oportunista emocional, y quizás sea cierto, Pero no reduce el estremecimiento que nos recorre una vez que comienza a sonar Born To Die en esa última secuencia, su capacidad de mover nuestras fibras más profundas, simples y humanas

2.- I Am Not A Witch - dir. Rungano Nyoni (2017).
Lo pienso una y otra vez y aún no me lo puedo creer. Esta película es inmensa y producto de una visión única en el arte contemporáneo, sí, sin dudas la directora zambiana-galesa Rungano Nyoni ha sembrado una de las películas más hermosas de la década. Utilizo el verbo sembrar porque esta película solo es posible después de un proceso similar al cuidado horticultor. Lo que prevalece ante todo es el respeto y la delicadeza. Pero una vez germinado el conflicto, no hay titubeo al recoger la cosecha, la posición tomada es firme y poderosa. Lo que pone en entredicho INAW es una de las tensiones de más difícil resolución: entre los derechos individuales (oocidentalmente entendidos) y las construcciones colectivas no-occidentales. Una niña es acusada de ser una bruja, y comienza a ser tratada como tal. Bien, hasta ahí, si esto lo hubiera dirigido un hombre blanco occidentalizado es muy probable que se quedara en una denuncia de la violación de los derechos de las niñas, sí, importante, pero plana (no es de un hombre blanco, y vale la pena darle una checada a First They Killed My Father (2017), dirigida por Angelina Jolie). Acá lo que tenemos es todo menos plano, nada está dictado, y se nos revela poco a poco una comprensión única sobre la realidad. Sin desacreditar ninguna visión sobre el mundo, pero sí con una demanda firme de las injusticias.
Pocas veces he sentido lo que me produjo esta película. Sé que no fue sólo a mí. Al final, el puñado de gente que estábamos en la sala estábamos inmersos en el silencio cómplice más profundo que he visto. Acabábamos de presenciar algo gigante, sólo eso sabíamos. Aún no sospechábamos que los listones blancos contra el viento perdurarían para siempre en nuestra memoria. Sé que al menos en mi caso, así será.

1.- Tempestad - Tatiana Huezo (2016).
Ya adelanté un poco lo que pienso del cine latinoamericano y su papel para reflexionar nuestras identidades. Ahora, con Tempestad debo mencionar lo que creo que está sucediendo en México, con el contexto tan atroz de la violencia en la que estamos sumidos. Esto es: ante la imposibilidad institucional y académica de abordar lo que estamos viviendo con más de 20 mil personas asesinadas (sólo en el 2019), el arte ha tomado un papel central en nuestro proceso colectivo del duelo silenciado. Un sin fin de obras se sitúan en contextos en donde el narcotráfico y el estado hacen estragos con la vida de las personas (de entre ellas vale la pena mencionar a la increíble novelita de Juan Pablo Villalobos Fiesta en la madriguera, y el poemario Antígona González de Sara Uribe). El cine de ficción no se queda atrás, pero veo en esta pieza de cine documental la cúspide de estas obras.
No sólo eso. En verdad creo que Tempestad es la cúspide cinematrogáfica de la década. ¿Cómo comunicar el dolor de la pérdida de una hija ante la incompetencia y complicidad del estado? ¿Cómo tomar al dolor de la tortura? Esta obra no sólo responde con el respeto debido, sino que construye una forma narrativa magistral. No hay oportunismo emocional, no hay exposición grosera y simplona. No, esto lo trasciende todo. Estamos equivocados, estamos dolidos, y la muerte que se expande entre nosotros es indigna, nos vacía de cualquier identidad posible, nos vuelve sujetos sin derechos. No hay mejor palabra para describirlo que tempestad, una tomenta arremete y hay poco que podamos hacer. Dentro de eso que podemos empezar a hacer es reconocerlo, decirnos lo que nos ha dolido, lo infame y desquiciado que resulta todo.
Esto es el cine en su máximo esplendor y decadencia, su máximo poder, reconociendo sus límites. De esto se trata el arte.

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