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El lujo de la decadencia: Born to die

  • Foto del escritor: Roberto Atacama
    Roberto Atacama
  • 15 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

Born To Die - Lana del Rey (2012, Polydor/Interscope)


Quizás es el álbum peor rankeado por la crítica de mi lista (de mejores álbumes de la década que publicaré en diciembre) pero quiero abordar al álbum dejando de lado la polémica que suscitó en su momento. La disputa sobre si se trataba de un truco de la industria musical puso en tela de juicio el trabajo entero: el concepto, la mezcla de sonidos, la realidad humana detrás de esas emociones. Que poner en duda la forma en que se produjo el álbum implique también poner en duda todo el trabajo solo nos indica el buen trabajo que es el álbum. Me parece que de cierta forma es similar a EL Mal Querer de Rosalía, si desechamos la versión de la tesis, podríamos poner a cuestionarnos si no es un trabajo dispuesto para capitalizar culturas, y además segregadas y vulnerables: la gitana y la flamenca. Pero el caso es que con EL Mal Querer nadie se preguntó por esto, y aceptamos escuchar el álbum por lo que contiene, y entendimos que esa identidad fue repensada con sinceridad artística.


Born To Die es una exploración sin precedentes que une dos iconografías musicales polares en un solo discurso e imaginería: por un lado el sueño americano, el de antes, toda esa amalgama de colores pasteles, publicidad de la posguerra; y a su vez el legado afroamericano (una vez más, invisibilizado), de los toques jazzys hasta la actualización con toques hip-hop. Lo que sale a la luz de todo esto es un mundo en constante cadencia y decadencia. Esto se traduce a todos los aspectos del álbum. Los jeans, videojuegos, refrescos y cerveza son los iconos de la cadencia capitalista, y entre ellos se desenvuelven los callejones, las drogas, la desesperación; de hecho un elemento no podría desenvolverse sin el otro. Esta dualidad es la que marca cada una de las canciones, por ejemplo en Radio, la cadencia del éxito se ve contrapuesta al vacío emocional.


Cuando escuchaba Lana del Rey en la secundaria me preguntaba cómo era posible que me gustara algo así: todo era co-dependencia romántica basura y desesperación caprichosa; pero aún así lo escuchaba todos los días para ir a la escuela. Conforme pasaron los años, fui madurando y leyendo más. Después de leer a Borges, Cortázar, Rimbaud, Lorca... entendí que esa puesta en duda es una tontería. Entendí que las cosas más simples, las menos “inteligentes” son capaces de hablarnos de la experiencia humana, en igual medida o incluso mayor que las grandes y muy inteligentes preguntas de la academia filosófica.

Finalmente, otro elemento capital, y que hace posible la comparativa entre Born To Die y el trabajo de Kendrick Lamar, es la capacidad de tejer simbología, de construir un mundo propio, con imágenes y signos bien definidos, cohesionado al punto de ser autorreferencial. Esta es una capacidad que acompaña a cada uno de los álbumes de Lana del Rey, y que incluso, podemos decir de todo su trabajo como conjunto. Esto último no nos dice qué es en sí mismo Born to Die, pero sí nos habla de la originalidad (mediano, ya que repite temas, pero único porque en cada uno de sus abordajes resulta interesante) y compromiso (ese que sólo es posible en la relación artista-creación) de Lana del Rey, y así todas esas intrigas que están de más, sobre su origen, sobre la veracidad de sus emociones, sobre si su "depresión" después del éxito era demasiado petulante, son desmontadas.


En retrospectiva, creo que el tiempo le hará bien a la apreciación de este álbum, al fin y al cabo ya estamos en 2019, lo suficiente maduros como para reconocer la decadencia y desolación brillante de nuestro mundo, escuchar lo que Born To Die nos ha dicho desde entonces. Born To Die es un majestuoso retrato del acelerado declive la humanidad hacia la crisis moderna.



https://open.spotify.com/album/4vXt6IpMcSnqonljffWlMI?si=OsM3hSQqTDy5bTAeX8u-ew

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