Lamentable manifiesto de flores recién cortadas
- Roberto Atacama
- 4 nov 2018
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 14 nov 2018
Barrio de amapola que se cae por adentro
albaricoque albor y matatena lenta:
el azul es el color de los débiles
el azul es el agujero de bala en mi panza
Rapiña
La matrona cañera: azucarera de pantano
rebozo de labios teporingos ríos por cabellos
Acuario de prostitutas:
el melancólico helecho se descubre de manotazos sucios
Suspiralia cuartito de lamento
adoquines manchados de tus besos.
Flúyeme la muerte fantasmota de plumas rosas
Amasijar la carne dolida entre tus pestañas
no será suficiente encargo.
Casona húmeda:
escarabajos en sus paredes
con sus focos todos mojados
No me tareveré a respirarle
capaz que el circuito explota
Pecho lacerado para alunizar en las entrañas
en el patio las plantas se ahogan
las plantas se pudren de tanta agua
Dejaré las calles rotas inundadas en esmalte rosa
mis uñas no volverán a necesitar
contemplar la vorágine:
bambú que se quema bambú que se rompe
y en sus grietas se autoconsume lo infinito
lanza lenguas negras
sus manos se retuercen
amororsas
Clamaré ademanes internos
para oponerme al frío
Cáncer de peñasco frente al mar
y en su risco vomitaré diamantes
tomaré el elevador hacia abajo
estrellarme
plumas de boa ensangrentadas
por todo el piso
El escenario sin fuego no es nada
sin penetraciones yo no soy nada
errático bailesito que me tiro a tu tío
y bailaré y bailaré a carcajadas
Que me quemen la tertulia
¡No acabarán con mi vagina!
Cataratas mis manos estrelladas
en casa cualquiera hombre cualquiera
Pueblo laberinto sin noches ni días
mis pezones son catedrales rotas
Iluminado mi cuello es hoguera santa
de parafernalia y sudor
Todos los caminos llegan al agua
que se azota que se impacta contra los cráneos
Dejaré emanaciones fluidos infinitos
mis ojos abandonarán la santidad prostituta
vómito de bendiciones y semen
Deidad callejera albores perfumados
Apagar las luces
aprender a expirar para siempre

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